El ser humano ha buscado siempre su complemento perfecto..., a creído que teniendo alguien a su lado, lograría cubrir sus carencias, necesidades y deseos, y que entonces alcanzaría la paz, el equilibrio y la felicidad...
Pero, la verdad es que toda relación exterior, depende en primer grado de nuestra relación con nuestro propio mundo interno…, ninguna relación exterior, es independiente de nuestras necesidades, anhelos y creencias internas, sino que toda comunicación depende del diálogo que mantenemos con nosotros mismos...
Si observamos nuestra forma de comunicarnos con nuestro entorno: padres, hijos, hermanos, amigos, compañeros, pareja, veremos qué tipo de intercambio mantenemos con ellos.
Debemos aprender a ver y sentir todo desde nuestro interior..., debemos colocarnos allí donde somos los observadores... de nuestras acciones, emociones, reacciones y elecciones…, allí donde somos conscientes de todos nuestros movimientos, de cada retraso, cada reacción y de cada pausa, debemos ser conscientes de todo aquello que funciona y de lo que no funciona en nuestra vida y mundo.
Hemos buscado y buscado y seguimos buscando la perfección en las relaciones..., pero la buscamos fuera..., antes que dentro, entonces, sucede la catarsis, suceden los fracasos uno tras otro, porque ninguna relación exterior puede ser perfecta, sin antes haber logrado nuestra perfección interna..., es decir, cuando somos capaces de entender como y porque reaccionamos ante cualquier hecho, circunstancia o individuo de determinada forma, entonces, nuestra relación interior es escuchada, atendida y comprendida..., desde aquí es mucho más fácil nuestro diálogo con los demás.
La vida es una escuela..., vinimos a aprender de las experiencias, de nuestras relaciones…, venimos para graduarnos en la universidad de la vida…, pero para ello debemos aceptar que la primera y única relación que nos lleva al éxito y al triunfo duradero y perfecto..., Es... la comunicación con lo que Somos…, más allá de un nombre, una identidad y un papel determinado…
Debemos descifrar, averiguar y comprender nuestra relación con nosotros, la vida, el mundo, la familia y nuestro entorno..., es la manera de ser conscientes, leales y sinceros con nuestra Verdad auténtica, con la Libertad de reconocernos autodidactas, genuinos y veraces a nuestro Ser…, para ello, debemos de dejar de juzgarnos, reprocharnos, culparnos y menospreciar nuestras experiencias y vivencias…
El ser humano es mucho más que una identidad, una familia y una matriz programada. Somos seres únicos y exclusivos y cada relación que mantenemos es un espejo de quienes somos..., porque nos dicen dónde están nuestras debilidades, carencias y virtudes... Cuando somos capaces de vernos en el espejo de las relaciones con los demás, sin críticas, comparaciones o juicios, entonces, aprendimos a ser nosotros mismos, aprendimos a no querer dar una imagen que no somos, y a ser auténticos en nuestro interior, sin miedo, culpa o dudas.
Muchos andan perdidos por la vida, buscando una relación que los salve de su miseria interna..., eso es imposible, ninguna relación exterior, sea cual sea puede liberarte de ti mismo..., de tus sufrimientos, dolores, carencias e inseguridades…
Es cierto, que a veces una relación puede darte seguridad y distraerte de tu verdad, pero solo será momentáneo.
Ninguna relación externa puede ser perfecta si antes no lo es la relación que mantienes contigo.
Yo elijo oír, ver, sentir y vivir desde mi corazón , porque es la verdadera y única relación que no depende de nada ni de nadie..., donde nada ni nadie me puede decir donde estoy o quien soy…, y desde donde yo me encuentro en la libertad y felicidad del amor imperecedero e inmortal..., ya que está más allá de toda forma, de todo concepto, de toda identidad o teatro...
Yo elijo la relación perfecta con mi Ser… y con mi Verdad…, y no con la verdad de nada, ni de nadie ajeno a mi…
Toda verdad debe pasar primero por el filtro del corazón…, él conoce todos los rincones, todas las oscuridades y miedos de lo que yo no soy y de lo que creí ser…, en una realidad plagada de supuestas verdades, donde todos creían tener la suya...
Cuando nos relacionamos desde el corazón no puede existir la mentira, el engaño, el error, la traición porque en el corazón todos somos Uno..., y no hay más realidad que aquella que late desde nuestro interior, donde la intuición es nuestra arma y nuestro hogar.
La relación de mi vida Es…, aquella que siempre está y ha estado…, aquella de la que no me puedo separar jamás, aunque quiera, es aquella que me conoce desde siempre y antes de siempre incluso, ella sabe Quién Soy y quien no soy..., siempre me escucha, pase lo que pase..., siempre tiene tiempo para mi..., jamás me ignora…
La relación de mi vida es leal, hermosa, tierna, sincera, amorosa, me protege del mundo y las ilusiones y de la supervivencia y las apariencias…, ella está aunque yo no esté..., ella me consuela, conforta y ama como jamás creí pudiera ser amada...
Encontré la relación de mi vida..., y hoy sé que nunca me puede fallar, que es eterna y que es el amor de mi vida, porque ella Es lo que Yo Soy... más allá de todo disfraz, de toda ilusión e identidad, me conoce sin ninguna apariencia, sin ningún concepto, sin crítica ni juicio, sabe de mis virtudes y de mis imperfecciones, que me susurra suavemente al oído, para recordarme dónde debo cambiar, pero con delicadez, dulzura y paciencia, con ella no conozco el frío, el aburrimiento, la apatía, la tristeza, ella sabe hacerme reír… y su amor es mi verdadera libertad...
Cuando alcanzas la soberanía en la relación de lo que Eres…, todas las demás relaciones son equilibradas, armoniosas y nos traen regalos, cuando alcanzas la soberanía de tu corazón... alcanzas el espíritu, al universo y a los mundos de la felicidad y del amor eterno..., más allá del mundo material y la forma...
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